(363 palabras) Una técnica favorita de los escritores es la antítesis. En la novela de Lermontov, ella ayuda a revelar mejor el personaje principal: Pechorin, para esto el autor introduce a Grushnitsky en el trabajo. Y parece estar en las mismas condiciones con un amigo, incluso la edad es casi la misma, pero en el transcurso de la trama vemos cómo estos personajes difieren entre sí.
Comencemos con el exterior. El autor describe a Pechorin sin escatimar en epítetos favorecedores: cejas negras y cabello rubio, a las mujeres les gustan sus rasgos. Grushnitsky es un tipo un poco grande, algo torpe, pero bien formado y de piel oscura. Golpeaba la cresta rizada cada minuto en pequeños rizos, es decir, el junker se preocupa por la impresión que deja en las damas. Hablando de damas. Pechorin en cada capítulo tiene la felicidad de enamorarse de una mujer, pero la desgracia radica en el hecho de que él no puede dar amor a cambio. Grushnitsky es inexperto en las relaciones con las chicas, finge ser importante, lanza miradas tímidas y, a veces, deifica a las damas, lo que funciona igualmente mal. La princesa María lo extraña y espera la compañía de Gregory.
Junker es partidario de conclusiones apresuradas y acciones duras: "Bajo este grueso abrigo gris, un corazón apasionado y noble ..." Con esta pasión, se arruina en un duelo, por eso recibe el ridículo del protagonista, que suele hablar de manera concisa e insinuante, para hacer una pausa. Esta forma de conversación traiciona a una persona que piensa mucho y calla mucho. Pero lo que no debe tomar prestado tanto de Grushnitsky como de Pechorin es el amor propio. Nuestros dos héroes saben lo que valen, y a veces toman más de lo que deberían. Ambos hombres no ocupan vanidad. Y no importa cómo Gregory desprecia a la "sociedad del agua", a él le gustaría ser parte de ella. Simplemente no puede, y debido a esto, se enoja cada vez más, se aleja cada vez más de él. Pero Pechorin no es tan malo como es habitual hablar, y Grushnitsky no es tan bueno como parece. El personaje principal tiene ideas sobre el honor, que no se puede decir sobre el junker. Grigory Alexandrovich no se admira a sí mismo; se odia a sí mismo. Este es el héroe de una mente notable, su revista nos convence de esto. A su vez, Grushnitsky es capaz de engaño y mezquindad.
Grigory Aleksandrovich señaló correctamente que en "la amistad siempre hay un esclavo del otro", no diré esto a toda costa, luego en la relación entre Pechorin y Grushnitsky hubo precisamente esta dependencia e incluso la esclavitud.