La indiferencia es la actitud pasiva de una persona hacia el mundo que le rodea cuando no le importa lo que sucede a su alrededor. La calma es un estado de paz mental en el que una persona no está nerviosa debido a la agitación. ¿Cuál es la diferencia entre estos conceptos? Muchos escritores discutieron estos temas.
La indiferencia puede generar maldad, esta idea está probada por la imagen de Luzhin, el héroe de la novela F.M. "Crimen y castigo" de Dostoievski. Este hombre merecía un alto rango, pero para esto tuvo que pasar por alto, porque para él lo principal es el poder, el dinero y su propia persona. Se acerca al matrimonio con Duna Raskolnikova como un trato: la novia es educada, inteligente, pero pobre, lo que significa que es dependiente y obedecerá. Pero será feliz, ¿es todo lo mismo? Y en aras de un matrimonio rentable, Luzhin está listo para calumniar al hermano de la novia, la pobre Sonya Marmeladova. Todo esto es solo porque es indiferente a todos menos a sí mismo. Esto no es calma, sino una forma de indiferencia. Luzhin a menudo está preocupado y nervioso; no se le puede llamar una persona tranquila.
Starodum, el héroe de la comedia D.I. La "maleza" de Fonvizin no se puede llamar una persona indiferente. No solo expresa pensamientos progresistas sobre el honor, la conciencia, el matrimonio, la educación, sino que también actúa (ayuda a la sobrina Sofya a casarse con su amada, la orienta moralmente). Al héroe no le importa lo que sucede a su alrededor; le gustaría hacer del mundo un lugar mejor, ayudar a los héroes positivos (Sophia, Pravdin, Milon) a erradicar el mal, la ignorancia y la estupidez. Al mismo tiempo, Starodum no pelea con nadie, no jura, se mantiene tranquilo, lo que le da dignidad a su imagen. Detrás de la verdadera calma yace la confianza en la inocencia, los principios y los ideales.
Por lo tanto, podemos decir que la indiferencia es una reacción defensiva contra el mundo: cuando no puedes o no quieres cambiar nada, queda rendirse. La indiferencia puede dar lugar al mal, el corazón se vuelve rancio, por lo tanto, no debe permitirse. Vale la pena esforzarse por la calma, ayuda a alcanzar los objetivos, lo principal es entender lo que realmente necesita, moverse en esta dirección y luego el equilibrio en el alma ciertamente vendrá.